Todo comenzó con el sonido.
Soy Leandro, y desde 2001 mi vida ha girado en torno al arte. La música fue mi primer lenguaje, mi manera de expresarme, de emocionar, de conectar con el mundo. Pero pronto entendí que la creatividad no tiene fronteras.
Cuando distintos mundos artísticos se fusionan, nace la verdadera magia.
¿El cielo? ¿Cómo?
En 2011, tomé el mayor salto de mi vida—literalmente. Descubrí el parapente y la indescriptible sensación de volar sin límites. Flotar entre las nubes, soltar el suelo y ver el mundo con nuevos ojos, desde una perspectiva totalmente diferente.
Un año después, me certifiqué como piloto de paramotor en España, y desde entonces, todo cambió.
Volar me enseñó la verdadera libertad, la belleza de lo efímero, la emoción de estar en otro plano de la realidad.
Hace cuatro años, encontré otra manera de volar, una nueva forma de desafiar los límites del arte.
Los drones llegaron para revolucionarlo todo…
Lo que comenzó como una fascinación por las alturas, se convirtió en mi profesión y en mi manera de contar historias.
No se trata solo de operar un dron, sino de comprender cada encuadre, cada movimiento, cada emoción que se puede transmitir desde el cielo.
Hoy, cada vuelo es una aventura, cada toma una historia, cada proyecto un desafío para captar lo que pocos pueden ver.
Porque la verdadera belleza no está solo en lo que observamos, sino en cómo lo mostramos.